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En su cóctel anual, la empresa presentó la obra técnica de Angelo Citro y celebró un año de expansión productiva, ventas récord y transformación interna. “Vender el 100% es una alegría, vender el 105% se convierte en un lío”, resumió Carlos Noguera.

 

La Delfina, empresa familiar pionera en la elaboración de yogures, quesos y otros lácteos a base de leche de búfala, celebró su tradicional cóctel de fin de año el jueves 4 de noviembre, en un encuentro que reunió a proveedores, clientes, staff y amigos de la casa. El evento tuvo como eje el balance del 2025, la presentación de nuevos productos y el lanzamiento de un libro técnico que busca consolidar el desarrollo de la industria bubalina en Argentina.

 

Carlos Noguera, titular de La Delfina, explicó que el encuentro estuvo pensado como un espacio de cierre y agradecimiento: “La primera parte fue juntarnos y agradecerles por acompañar, porque todas las partes forman eslabones de un sistema, y es un sistema que se retroalimenta”.

Durante la velada se presentó oficialmente el libro “Mozzarella de búfala y otros lácteos”, escrito por el técnico italiano Angelo Citro, asesor histórico de la empresa. La Delfina financió la traducción y edición de la obra, acción que Noguera definió como “una forma de aportar y promover la producción láctea de búfala”.

El empresario destacó que se trataba de un material pensado para impulsar a nuevos actores: “Es una herramienta técnica que sirve para toda persona que quiere arrancar y quiere empezar a hacer esto”, afirmó, convencido de que la difusión es clave para ampliar el mercado y “dar una mano a futuras empresas que se quieran introducir en el negocio”.

 

2025: VENTAS CONSOLIDADAS, OBRAS Y NUEVOS PRODUCTOS

El 2025 fue calificado por Noguera como “un buen año”, más allá de haber comenzado con dificultades. Según detalló, “a partir de la mitad del año el consumo se empezó a recomponer paulatinamente” hasta cerrar el ejercicio con un nivel de consumo “considerable”.

La empresa logró vender toda su producción, lo que permitió finalizar el año con “muy poco stock”, situación que consideró estratégica porque la baja de ventas típica del verano permite acumular quesos para la temporada siguiente.

En materia de infraestructura, La Delfina completó la etapa de puesta en marcha de su nuevo tambo, finalizado a fines de 2024, y concretó una inversión clave en maquinaria importada: pasteurizador, higienizador y desnatadora.

Las obras se realizaron sin detener la operación diaria, algo que Noguera describió como un desafío permanente. “Hay que hacer toda una serie de movimientos que no son fáciles, porque las obras en las plantas hay que hacerlas sin que pare la planta. Esa es la complejidad”, indicó.

En paralelo, la empresa lanzó nuevos yogures de 160 gramos en sabores ciruela, tomate y manzana, y un yogur firme y deslactosado en formato de 400 gramos.

En el segmento de quesos, la novedad fue Don Félix, un semiduro de larga maduración presentado como una de las “estrellas” del encuentro. El nombre fue elegido “en honor a mi padre, que es y ha sido un gran promotor de la bubalinocultura en Argentina”.

El crecimiento anual de la empresa se sostuvo en torno al 35%, lo que implicó la incorporación de personal en el equipo comercial, la planta, el campo y las oficinas. “Tuvimos que agrandar todas las áreas para poder sostenerlo”, sintetizó Noguera.

 

GESTIÓN INTEGRADA Y RETOS ESTRUCTURALES

La expansión trajo aparejados desafíos logísticos. En un momento, la empresa debió frenar la incorporación de nuevos clientes porque no podía abastecer la demanda.

Noguera describió esta tensión con claridad: “Vender el 100% es para festejar, pero cuando vendés el 105% ahí pasa a ser un lío porque es un desafío”.

La Delfina se distingue por un modelo de producción 100% integrado, desde la alimentación y la genética hasta el producto final. Ese enfoque garantiza calidad, pero limita la capacidad de reacción: “No salimos a comprar leche de búfala si nos falta, la tenemos que generar nosotros”, explicó.

Esa generación no es inmediata. Para escalar el rodeo y producir más leche, el plazo es un año como mínimo, mientras que una planta que elabore productos a partir de leche de vaca “puede salir a comprar materia prima si le falta”.

Este modelo obliga a que el capital de trabajo crezca al 35% anual, con inversiones constantes para destrabar cuellos de botella. “Es una empresa que crece con su rodeo”, resumió.

 

CERCANÍA, DEGUSTACIONES Y POSICIONAMIENTO DEL PRODUCTO

En materia comercial, La Delfina apostó a ferias, exposiciones y una estrategia de contacto directo con el consumidor, entendiendo que la búfala es aún “muy incipiente en Argentina” y requiere difusión.

La empresa organizó degustaciones en puntos de venta con resultados altamente efectivos. En ese marco, Noguera fue contundente: “No hay nada de mayor impacto que tener un contacto cara a cara con un potencial cliente”, dijo.

El boca a boca sigue siendo central. “Cuando la gente prueba, se enamora del producto porque ve que es algo diferente, con estructura, bien hecho”, sentenció.

Para el empresario, lograr que el público experimente la diferencia es decisivo. “Por lo general termina convencido, se da cuenta de que el producto es superior y después va a ser consumidor”, resaltó.

 

PERSPECTIVAS 2026: CONSTRUIR A PARTIR DE UN NUEVO PISO

El entrevistado se mostró optimista sobre 2026, aunque reconoció que 2024 había sido complejo para el consumo. El objetivo para el próximo año será consolidar lo logrado y sostener el piso alcanzado en 2025. “Nuestra idea es que el 25 sea un piso. La expectativa es poder construir a partir de ese piso”, señaló.

Para ello, la empresa continuará con obras internas y con el lanzamiento de nuevos productos, manteniendo el flujo de información y vínculo con su comunidad. El 2026, según proyectó, será un año de fortalecimiento estructural y expansión progresiva.

El cóctel dejó una imagen clara de La Delfina: una empresa familiar con fuerte convicción técnica, crecimiento sostenido y un enfoque de construcción colectiva. El lanzamiento del libro de Angelo Citro, “Mozzarella de búfala y otros lácteos”, sintetizó ese espíritu: difundir conocimiento, profesionalizar el sector y ampliar el desarrollo de la búfala en Argentina.

En palabras de Noguera, el gesto apuntó a construir futuro. “Era una forma de aportar, de promover la producción láctea de búfala y de dar una mano a quienes quieran empezar”.  Con obras, inversiones y demanda sostenida, La Delfina cerró el 2025 transformada y con la vista puesta en un 2026 que, más que prometer, exigirá seguir creciendo.